Vamos con una entrada que, seguramente, no será muy larga. Si estáis metidos en el mundo del Magic competitivo, si os interesan los grandes torneos, si seguís los Pro Tour o, simplemente, si seguís en redes sociales a cuentas relacionadas con el juego, sabréis que este fin de semana se celebró un nuevo Pro Tour —bueno, ahora lo llaman de otra forma, pero a nadie le importa—, más allá de quién ganó, de quién hizo top 8 o de qué mazos se jugaron más, de lo que se habló más es de la descalificación de Yuuya Watanabe. En resumidas cuentas, el Hall of Famer japonés fue sacado del top 8 después de que los jueces encontraran las fundas de sus tierras de Tron marcadas. Dejando a parte que crea en la inocencia de Watanabe o no, este suceso ha provocado un terremoto considerable en el mundo de Magic del que no recuerdo precedentes en este siglo, por la envergadura del torneo y del jugador afectados.
Aun así, todo este lío me ha hecho recordar un hecho histórico, algo más que una anécdota, quizá la primera vez en la que la comunidad de jugadores profesionales fue consciente de su poder con respecto al juego, y fue gracias a un escándalo, a la descalificación de uno de los mejores jugadores del momento en un Pro Tour, algo semejante a lo que ha ocurrido con Yuuya Watanabe, estoy hablando de lo que se llamó The Pro Tour Riot, algo así como "El motín del Pro Tour".
Remontémonos al año 1997, el juego había nacido hacía cuatro años y ya existía un grupo importante de jugadores profesionales que trascendía las fronteras de Estados Unidos. En esa época, el calendario de torneos competitivos ya estaba establecido, acababa de salir la edición Visions y a finales de febrero se celebró un nuevo Pro Tour en Los Ángeles, el formato fue Rochester Draft, un formato bastante corriente por aquel entonces en este tipo de eventos.
Los jugadores dominantes por aquel entonces —Jon Finkel no aparecería hasta el año siguiente— eran Mark Justice, Mike Long, Darwin Kastle, Olle Råde o Shawn "Hammer" Regnier, entre otros.
El torneo transcurrió sin problemas hasta las finales, donde llegaron dos jugadores que no estaban entre los favoritos pero que llegarían a ser muy importantes en los años siguientes, uno era un europeo, Tommi Hovi, legendario jugador que fue incluido en el Hall of Fame en su clase inaugural, el otro fue David Mills, considerado uno de los mejores jugadores de finales de los noventa —repitió final en el Pro Tour de Chicago 1997— y un personaje muy polémico en todos los sentidos.
El Pro Tour de Los Ángeles 1997 sigue siendo, a día de hoy, el único en la historia del Magic en decidirse por una descalificación, en concreto, David Mills fue descalificado por anunciar sus hechizos antes de pagar el maná para jugarlos.
Espera, espera. Eso es algo que puede verse hoy en día —podéis decir—. Y no os equivocaríais. Pero el contexto es importante. En 1997, digamos que las reglas del juego no estaban muy claras y los jueces tenían muchas libertades para, por ejemplo, prohibir a alguien jugar una baraja por estar demasiado rota —sí, no es coña, hasta la temporada 97-98 esto pasaba—.
Volviendo a David Mills, si bien lo de no tocar las tierras antes de jugar un hechizo no estaba permitido, era algo que todos los jugadores hacían, puede que no siempre, pero sí habitualmente.
Cuentan las crónicas, que durante todo ese PT David Mills había recibido dos warnings e, incluso, había tenido un game loss durante las rondas por este motivo. Así que, durante las finales, Mills encontró al top la carta que le daba la partida que estaba jugando en ese instante y la enseñó sin primero girar sus tierras. Fue descalificado inmediatamente y Tommi Hovi se hizo con su primer Pro Tour.
Más allá del prestigio de ganar un torneo de ese calibre, esto le supuso a David Mills los 26.000 $ del primer premio o los 16.000 $ del segundo.
Este suceso generó una auténtica revuelta entre los jugadores profesionales que había allí, tal es así, que la ceremonia de entrega de premios fue interrumpida por varios jugadores que subieron al escenario, cogieron el micrófono y exigieron a Wizards que readmitieran a David Mills. El líder de estos jugadores "rebeldes" era, por cierto, Mark Justice, otro de los jugadores más controvertidos de siempre.
La decisión de echar a Mills fue tan impopular que, aunque Wizards no le readmitió, sí reculó, y le otorgó el segundo premio.
Esta es una de esas cosas que a la compañía no le interesa que se recuerde, que echó a un jugador de una final por hacer algo que, más tarde y a consecuencia de las protestas en este Pro Tour, pasó a ser legal. Pero, por encima de ello, este fue el momento en el que la comunidad de jugadores profesionales de Magic fue consciente, por primera vez, de su poder y de que podían utilizarlo para cambiar las cosas.
Los jugadores dominantes por aquel entonces —Jon Finkel no aparecería hasta el año siguiente— eran Mark Justice, Mike Long, Darwin Kastle, Olle Råde o Shawn "Hammer" Regnier, entre otros.
El torneo transcurrió sin problemas hasta las finales, donde llegaron dos jugadores que no estaban entre los favoritos pero que llegarían a ser muy importantes en los años siguientes, uno era un europeo, Tommi Hovi, legendario jugador que fue incluido en el Hall of Fame en su clase inaugural, el otro fue David Mills, considerado uno de los mejores jugadores de finales de los noventa —repitió final en el Pro Tour de Chicago 1997— y un personaje muy polémico en todos los sentidos.
El Pro Tour de Los Ángeles 1997 sigue siendo, a día de hoy, el único en la historia del Magic en decidirse por una descalificación, en concreto, David Mills fue descalificado por anunciar sus hechizos antes de pagar el maná para jugarlos.
Espera, espera. Eso es algo que puede verse hoy en día —podéis decir—. Y no os equivocaríais. Pero el contexto es importante. En 1997, digamos que las reglas del juego no estaban muy claras y los jueces tenían muchas libertades para, por ejemplo, prohibir a alguien jugar una baraja por estar demasiado rota —sí, no es coña, hasta la temporada 97-98 esto pasaba—.
Volviendo a David Mills, si bien lo de no tocar las tierras antes de jugar un hechizo no estaba permitido, era algo que todos los jugadores hacían, puede que no siempre, pero sí habitualmente.
Cuentan las crónicas, que durante todo ese PT David Mills había recibido dos warnings e, incluso, había tenido un game loss durante las rondas por este motivo. Así que, durante las finales, Mills encontró al top la carta que le daba la partida que estaba jugando en ese instante y la enseñó sin primero girar sus tierras. Fue descalificado inmediatamente y Tommi Hovi se hizo con su primer Pro Tour.
Más allá del prestigio de ganar un torneo de ese calibre, esto le supuso a David Mills los 26.000 $ del primer premio o los 16.000 $ del segundo.
Este suceso generó una auténtica revuelta entre los jugadores profesionales que había allí, tal es así, que la ceremonia de entrega de premios fue interrumpida por varios jugadores que subieron al escenario, cogieron el micrófono y exigieron a Wizards que readmitieran a David Mills. El líder de estos jugadores "rebeldes" era, por cierto, Mark Justice, otro de los jugadores más controvertidos de siempre.
La decisión de echar a Mills fue tan impopular que, aunque Wizards no le readmitió, sí reculó, y le otorgó el segundo premio.
Esta es una de esas cosas que a la compañía no le interesa que se recuerde, que echó a un jugador de una final por hacer algo que, más tarde y a consecuencia de las protestas en este Pro Tour, pasó a ser legal. Pero, por encima de ello, este fue el momento en el que la comunidad de jugadores profesionales de Magic fue consciente, por primera vez, de su poder y de que podían utilizarlo para cambiar las cosas.
Muy interesante el artículo y ameno. ¡Sigue así!
ResponderEliminarGracias Merunemes, ¡un saludo grande!
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