Bienvenidos de nuevo a este pequeño rincón que repasa la historia de Magic desde sus inicios.
Los años pasan y es difícil retrotraerse a esos días en los que, en pequeños locales con olor a naftalina, el juego iba alumbrando a sus primeras leyendas. Pero quiero creer que la pasión todo lo puede y, agarrándome a eso, trataré de romper las rígidas paredes del tiempo para contaros qué ocurrió en 1999, en Chicago.
Desde los orígenes de Magic, muchos han sido los grandes enfrentamientos que se han visto, pero, si en algo coinciden aquellos que lo vivieron, es en que las finales del Pro Tour de Chicago de 1999 pasaron a la historia como unas de las mejores jamás vistas. Dicen los expertos que es la única final de la historia en la que el jugador que perdió, ganó cinco partidas frente a cero de su rival. ¿Queréis saber por qué? Seguid leyendo.
La temporada 1999-2000 empezó con un Pro Tour de sellado y otro de draft. En diciembre tuvo lugar el último Pro Tour del año, quizá el más relevante por ser del formato estrella de entonces: Extendido.
Por aquella época hacía sus últimos estragos la carta más dominante que llegó a pisar ese formato, Necropotence, parece ser que a Wizards le encantó el Black Summer del 96, consecuencia de la salida de este tremendo encantamiento en Ice Age, por lo que en Quinta Edición, resolvieron reeditarla.
Tenemos que saber esto porque es imposible hablar de lo que ocurrió en el Pro Tour de 1999 sin conocer el contexto en el que se desarrolló, el cual engrandece en su justa medida al protagonista de aquel torneo y de este artículo: Bob Maher. Sí, amigos, por si no lo habías adivinado por el título voy a escribir sobre este jugador legendario, aunque, en mi humilde opinión, no es una figura tan interesante como lo fue Mike Long, así que voy a centrarme más en las históricas finales del Pro Tour por encima de lo que fue Maher como jugador.
A esas finales llegó también Bob Maher, un jugador ya con cierta trayectoria en el Magic competitivo, pilotando un mazo de control blanco, azul y verde o Maher Oath, como fue llamado. Por si os pica la curiosidad, en el top-8 de ese torneo ya vimos a un jovencísimo Raphaël Levy, que aun sigue dando guerra en el circuito profesional a día de hoy.
La cuestión clave aquí era que el emparejamiento era horrible para Maher, el mazo Necro era muy superior al suyo en enfrentamiento directo y, por ello, Brian Davis era favorito para hacerse con el título.
Esta es la lista del mazo de Maher tal cual lo jugó en el Pro Tour de Chicago de 1999.
Como puede apreciarse, era un mazo muy controlero con una base muy importante de azul con los counters habituales (Force of Will y Counterspell), más otros menos conocidos (Disrupt y Forbid) y cantrips muy potentes (Brainstorm e Impulse) para buscar la carta que necesitaba en cada momento. Además, contaba con el mejor removal del juego (Swords to Plowshares) y con cartas "chapa" como Null Rod o Ivory Mask. Su win condition principal era Oath of Druids, gracias al cual podía plantar un Morfoide, apoyado también por manlands como Faerie Conclave y Treetop Village. Como veis este deck tenia encantamientos (y algún artefacto) fundamentales, y nada mejor para encontrarlos que el tutor por excelencia de este tipo de cartas, Enlightened Tutor.
En definitiva, un mazo que iba muy al late game, que resistía durante los primeros turnos como podía y que a partir de ahí controlaba la mesa hasta bloquear completamente el juego del rival.
Hablemos ahora del deck de su rival, Brian Davis, diseñado por Craig Wescoe —famoso, curiosamente, por sus mazos mono white—, la quincuagésima evolución del mazo Necro original. En este caso nos encontramos con un deck monoblack de control, basado, obviamente, en la carta Necropotence. El objetivo del Necrodeck era sencillo, plantar Necropotence de turno uno si era posible (gracias a Dark Ritual), eliminar todas las amenazas combinando descartadores (Duress y Unmask —que cartaza tan infravalorada—), removal que podía jugar gratis (Contagion y Spinning Darkness) y EL limpiamesas (Nevinyrral's Disk), con tutores a modo de comodín (Demonic Consultation).
Era un deck excelente, completo, versátil, que funcionaba como un reloj y que ganaba, habitualmente, acumulando una gran cantidad de maná negro para lanzar varios Drain Life o Corrupt letales. Estos dos conjuros hacían una doble función, bajarle las vidas al rival y dártelas a ti para poder gastarlas en robar más cartas con Necropotence.
Viendo las partidas una vez más, se me hace difícil explicar lo que pasó. Brian Davis, pese a ser un jugador novel y con poca experiencia en el circuito profesional, jugó de manera impecable durante todo el torneo, demostrando que dominaba perfectamente el mazo (3-0 en las semifinales y 3-1 en los cuartos de final. Tercero al final de las rondas de suizo). Teniendo en cuenta eso, el desarrollo de las partidas me resulta, aun en la actualidad, complicado de asimilar.
Pero, en fin, es fácil decirlo desde aquí, había que estar allí. Yo me descubro ante un jugador que, siendo tan joven, se plantó en una final de Pro Tour. Supongo que la historia del juego le recordará como "aquel" del mazo Necro, "ese" que no podía perder. Las valoraciones, sobre todo esas que llegan mucho después, suelen ser injustas, y apuesto a que Brian Davis le ha dado más vueltas que nadie a por qué de ese torneo él salió señalado y Bob Maher salió como "The Great One".
Esta es una de las finales de Pro Tour más emocionantes de todos los tiempos y os cito para la segunda parte de este artículo a fin de repasar las partidas y analizar el por qué han pasado a la historia.
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